domingo, 5 de enero de 2020

Que es la Confirmación?


Oración
Dios todopoderoso.
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo,
a nosotros siervos tuyos. Y nos libraste del pecado:
 escucha nuestra oración y envía sobre nosotros
el Espíritu Santo Paráclito; llénanos de espíritu
de sabiduría y de inteligencia,
de espíritu de consejo y de fortaleza,
de espíritu de ciencia y de piedad,
y cólmanos del espíritu de tu santo temor.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén





1. La confirmación, sacramento de la iniciación cristiana Quiere decir que a la confirmación hay que considerarla como un momento sacramental del “gran sacramento de la iniciación cristiana”, en referencia al bautismo, a la eucaristía. Este sacramento es necesario para la plenitud de la gracia bautismal. Como ya sabemos, esta unidad ha sido siempre afirmada por la Iglesia, aunque no siempre la haya expresado adecuadamente, como sucedió después de la separación de los ritos. Hoy la Iglesia vuelve a insistir en esta unidad, de ahí que diga el Ritual del bautismo de niños: “Los tres sacramentos de la iniciación cristiana están íntimamente unidos entre sí, de tal modo que conducen a los fieles a aquella plena madurez cristiana por la que pueden cumplir, en la Iglesia y en el mundo, la misión propia del pueblo de Dios” .


 2. La confirmación, “sello del don del Espíritu Santo” Esta es justamente la fórmula del Ritual, que pronuncia el obispo cuando confirma: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”. Con ella se indica lo más central de la confirmación, el aspecto eje de sentido. La confirmación es la sacramentalización del don del Espíritu Santo. También es verdad que este aspecto fue el más resaltado por los Padres y testimonios de la Iglesia a lo largo de la historia. Unas veces poniéndolo en relación con el Espíritu que Jesús recibe en el Jordán, otras con el Espíritu de Pentecostés, otras con el Espíritu que anima a la Iglesia al apostolado. De todos estos aspectos parece que el Vaticano II ha insistido principalmente en la relación de la confirmación con el Espíritu de Pentecostés. Por eso dice: “El sacramento de la confirmación, por el que reciben la efusión del Espíritu Santo, que fue enviado por el Señor sobre los Apóstoles en el día de Pentecostés...” . Y a los confirmados se les pregunta: “¿Creéis en el Espíritu Santo... que os será comunicado... por el sacramento de la confirmación, como fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés?” 


3. La confirmación, perfeccionamiento de la vida bautismal en Cristo La confirmación, al estar unida al bautismo, tiene también por función el perfeccionamiento de la vida bautismal, el crecimiento de la vida en Cristo. Este aspecto es de destacar tanto más cuanto que normalmente el bautismo se recibe de niño, y es preciso un momento en que el bautizado crezca, asuma, ratifique lo que recibió en otro momento de modo inconsciente. Los Padres de la Iglesia hablaron de “crisma de perfección” (Cirilo de Jerusalén), de “óleo de consumación” (id.), de “aquello que falta al bautismo” (Ambrosio).


4. Nos une  a la iglesia  y a sus tareas
Y el Ritual también habla de este aspecto: “Por esta donación del Espíritu Santo los fieles se configuran más perfectamente con Cristo y se fortalecen con su poder”  En los primeros siglos parece que este aspecto fue muy importante. Tanto el gesto de la imposición de manos-unción, cuanto la misma reivindicación de que el ministro fuera el obispo. También el nuevo Ritual afirma este aspecto: “Por esta donación del Espíritu Santo los fieles se configuran más perfectamente con Cristo... para dar testimonio de Cristo y edificar su Cuerpo en la fe y en la caridad” (2). Se trata en la confirmación de una aceptación pública de la pertenencia a la Iglesia, y de un compromiso público ante el que preside la Iglesia local el obispo. Si por el bautismo somos incorporados a la Iglesia inicialmente, por la confirmación somos integrados más directamente a la misión de esta Iglesia, a sus tareas apostólicas, proféticas, de caridad y justicia, de adoración y alabanza a Dios.


5. La confirmación nos compromete de forma especial al testimonio El sacramento de la confirmación no mira solamente a la autentificación y crecimiento de la vida cristiana personal y eclesial. No es una simple operación intraeclesial, independiente del mundo y de la vida en que las personas trabajan, sufren y se alegran... Al contrario, la confirmación mira de modo especial a la tarea del cristiano en el mundo concreto, al testimonio que le corresponde dar en las diversas situaciones de la vida “gestionando los asuntos temporales” (LG 31) “transformando el mundo en Reino de Dios” (EN 73). Lo afirma la Sagrada Escritura, los Santos, los Padres y la Tradición, para ser “buen olor de Cristo” como dice Pablo, para ser testigos hasta los confines de la tierra como afirman los Hechos: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra” (1,8). Por eso dice el Vaticano II: “por el sacramento de la confirmación, los bautizados son unidos más perfectamente a la Iglesia; se enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo, y de esta forma se obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe con sus palabras y obras, como verdaderos testigos de Cristo” (LG 11).

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